Como cada día desde que trabajaba allí, María cogió las llaves a primera hora de la mañana y entró en aquella habitación de la cuarta planta. Siempre tenía asignada la limpieza de aquella única habitación de la cuarta, la más lujosa, la señorial, la que reservaban las personas que se consideraban importantes.
María también era la responsable de toda la tercera planta (en la que había más habitaciones). El hotelito de montaña era pequeño, acogedor y bastante exclusivo. Ideal para desconectar de la frenética actividad diaria.
Cómo cada día, María comenzaría abriendo ventanas, cambiando las sábanas, limpiando el baño… Después se aseguró de que en el armario seguía el cadáver de su última víctima. Todo estaba bien.
María se va a convertir en una asesina en serie… Presta atención a los siguientes relatos porque te va a seguir sorprendiendo 😉
Relatos:
Los asesinatos de María (1)
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