A ti, que miras tu reflejo en el espejo sin reconocerte.
A ti, que observas cada pequeña arruga que no viste aparecer sin comprender cuándo y cómo pasó tanto tiempo.
A ti, que sabes que cada cicatriz esconde una gran herida superada.
A ti, que no recuerdas qué comiste ayer pero no olvidas los amores de juventud.
A ti, que disimulas cada zarpazo del alma con algo de rímel y pintalabios rojo.
A ti, que entregas cuerpo y alma a quienes amas olvidando el café de la mañana sobre la mesa.
A ti, que sientes los rasguños ajenos como heridas abiertas en tu propio cuerpo.
A ti, que miras sin saber a dónde antes de entender que el futuro está en las decisiones de hoy.
A ti, que eres pasión y divinidad, que eres amor y alegría, que eres dulzura, decisión y comprensión a partes iguales.
A ti, que te lo debemos todo.
A ti, felicidades por hacerlo tan bien.
A ti, gracias por ser, por estar, por tanto, por todo.
A ti, te quiero.

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