Enero 2023
Hace un tiempo me propuse enviarte una carta mensual para que tuvieras en tu buzón parte de mis relatos, algunos íntimos, otros de suspense, y los más, de amor.
Sin embargo, el propósito quedó en un único intento porque la pelea con la tecnología (debo confesar) me sobrepasó. Además, pensé: ¿quién va a querer recibir mis textos? Así que el propósito desapareció tal y como había llegado, como el humo que se desvanece ante un viento inesperado.
Vengo de una familia de genes fuertes entre las mujeres, excesivos a veces, y de cabezonería acuciante. Por lo tanto, en este 2023 quiero compartir contigo aquello que supone una tempestad interior o una calma de mis sentimientos, según el momento, como el mismo mar. Porque, ¿sabes? A cabezota me ganan pocas personas.
Ojalá me acompañes en este camino, prometo no ser pesada. La voluntad es escribirte una vez al mes, aunque es posible que aparezca algún día más por sorpresa en tu buzón. ¿Qué tal un domingo por la mañana para acompañarte con un desayuno tranquilo? Relax, el mejor momento de la semana para soñar despiertos… Justo ahí, como ahora, me colaré unos minutos en tu vida, espero que me permitas esta licencia.
A cambio, solo te pido que prometas guardar estas letras si te llegan al corazón y que compartas conmigo todo aquello que te provoquen.
No te equivoques: este no es un propósito de año nuevo, es una decisión que he tomado. Te tiendo la mano para comenzar el camino. ¿Vienes?
Mar
Que los finales se conviertan en impulsos para nuevos comienzos.
Te deseo un gran 2023
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