Mis manos no volverán a tocar tu piel. Nunca. Jamás. Soy consciente de ello.
Te he perdido, y esta vez es de forma definitiva. Pero no me rindo. No van a poder separarte de mí tan fácilmente, imposible. Alguien como tú no deja de existir.
He seleccionado la mejor arcilla que tengo en el taller, la arcilla negra que sé trabajar a la perfección. Mis manos se amoldan a su temperatura y consiguen crear las formas que más deseo. Mis dedos fuertes la moldean con firmeza, sin permitir al material tomar ni una sola decisión que no surja de mí.
Hoy serás tú mi modelo.
Conozco con detalle cada rincón de tu cuerpo. Cierro los ojos y puedo ver cómo era cada curva de tu piel, como caía cada uno de tus cabellos en ese moño que siempre iba contigo.
Mi mente mentirosa te sigue viendo como si estuvieras aquí mismo y mis manos son capaces de ir creándote para guardarte siempre junto a mí. Sin embargo, no es solo el trabajo físico de esculpirte. Quiero conseguir que se transmita tu fortaleza, tu decisión y arrojo a través de esa arcilla oscura, tan oscura como ha sido tu final.
Me han impedido verte. A ti, que siempre te escapabas para pasar noches interminables conmigo en este taller que ahora siento tan vacío. A ti, que nunca te habías rendido. A ti, que conseguiste que me enamorara de cada poro de tu piel a pesar de mis reticencias iniciales. A ti, el ser más maravilloso que jamás habitará este planeta con el alma más pura y libre. A ti, que todo lo podías.
Shhhhhh. Silencio amor. Ellos ignoran que logré verte bajo ese manto blanco que te cubría y que no conseguía aplacar toda la belleza que seguías conservando a pesar de que la dama negra hacía horas que te llevaba de la mano. Un último beso sobre tus fríos labios, esa fue mi despedida.
Pero no te perderé para siempre, me niego. Sigo esculpiendo tus formas delicadas, tu cuerpo poderoso, tu rostro casi perfecto en el que dejaré vacías las cuencas de los ojos porque no volverás a verme a pesar de que siempre estaré a tu lado. Y tus manos firmes las dejaré con un hueco en las palmas, reflejo del profundo pozo que tengo ahora mismo en el lugar en el que antes latía mi corazón. Porque esas manos se lo han llevado.
Permíteme esta licencia amor. Permíteme que este lúgubre artista en el que me he convertido desde tu desaparción pueda crearte con pequeñas imperfecciones que tanto significan y que no son más que el reflejo de la persona incompleta que soy ahora mismo.
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