Pasión

Sigue remoloneando entre las sábanas, la pereza post-sexo pasional es terrible. Mientras oye de fondo el agua de la ducha, ella continúa saboreando su piel, sus caricias, sus besos, su lengua, su deseo recorriéndole todo el cuerpo.

Qué afortunada fue al entrar en aquella librería y encontrarlo absorto en la sección de ficción histórica. Con sus gafas de pasta y su flequillo moreno casi tapándole los ojos parecía un profesor despistado y algo torpón. Sin embargo, se había revelado como un amante increíble, de los que te hacen ver las estrellas y siguen buscando el resto del universo en tu piel. Porque cada una de sus caricias consigue dejar huella.

Después de aquel primer café vinieron algunos más hasta llegar a aquella habitación. Ese hotel se había convertido en la válvula de escape a la rutina diaria y su cuerpo masculino era, desde entonces, el destino de la pasión que llevaba guardando bajo llave lo que le parecían mil años.

Regresa de la ducha y se pasea desnudo frente a ella buscando los pantalones. Decide atesorar esa imagen en la retina hasta el próximo encuentro… ahora toca una ducha rápida, su marido la espera en casa para celebrar el décimo aniversario de boda.

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