A veces todo duele. Mucho. Con ímpetu para destruir cualquier defensa.
A veces la vida es una montaña que escalar sin oxígeno, sin ayuda, sin cuerda de seguridad.
A veces la vida es vacío, soledad, derrumbe, heridas que sangran el alma.
A veces, sin saber cómo ha ocurrido, un rayo de sol te ilumina el rostro y su calidez te inunda.
A veces un “buenos días” significa “adelante, tú puedes”.
A veces una palmada en el hombro es leída como un “te quiero” que bombea de nuevo tu corazón.
A veces la vida vuelve a ser fácil.
A veces.
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